Coltan:
El coltan es un superconductor con gran resistencia al calor y de significativas propiedades eléctricas. De él se extraen el tántalo y el niobio, vitales para la fabricación de microprocesadores, baterías, microcircuitos y condensadores. El niobio resulta clave en la aleación de acero de oleoductos y centrales nucleares y para el desarrollo de los trenes magnéticos. Por ello, de no valer casi nada pasó a ser extremadamente codiciado para la fabricación de componentes electrónicos avanzados como teléfonos móviles, satélites y ordenadores portátiles, con una gran demanda en el mundo más desarrollado. Aunque está disponible en Brasil y Australia, el 80% de las reservas conocidas se encuentran en la República Democrática del Congo. La guerra civil en este país hace unos años, provocada para muchos por Ruanda para hacerse con su control, provocó graves problemas de suministro, hasta el extremo de que la multinacional japonesa Sony tuvo que retrasar el lanzamiento de uno de sus productos estrella, la videoconsola Playstation 2. Es el perfecto ejemplo de cómo una materia prima puede causar una guerra.
Diamante:
Además de ser la piedra preciosa más famosa del mundo, el diamante es, probablemente, el material de ingeniería más versátil. Pocos conocen que el 80% de la producción mundial (unos 20.000 kilos anuales) se destina al uso industrial. Sus inmejorables características no se encuentran en ningún otro elemento terrestre, por lo que sin él muchas actividades industriales se verían seriamente afectadas. Por su dureza se utiliza para fabricar troqueles y muelas para perforar pozos petroleros, y para cortar piedras o cementos en grandes proyectos de infraestructura y viviendas. Es muy demandado también para la elaboración de semiconductores de alto rendimiento.
La República Democrática del Congo es el máximo exportador, y cerca del 49% de los diamantes naturales se originan en el centro y sur de África, aunque existen yacimientos en Canadá, India, Rusia, Brasil y Australia. El constante incremento de su precio les ha convertido en causa y efecto de muchas guerras, como las de Angola y Sierra Leona. La ONU aprobó en 2001 un embargo sin precedentes contra Liberia por financiar a uno de los grupos rebeldes de Sierra Leona con el comercio ilícito de las gemas del país vecino.
Cobalto:
Su gran dureza le convierte en el objeto de deseo de industrias como la aeroespacial para crear superaleaciones usadas en las turbinas de gas que necesitan materiales resistentes a la corrosión, de gran resistencia mecánica, que soporten presiones y altas temperaturas. También se utiliza en ciertas fases del refino de petróleo, en la fabricación de diversos productos químicos y en la producción de herramientas para trabajar los diamantes. Los principales productores son China, Zambia, Rusia y Australia. Les sigue Cuba con una producción cercana al 22%. EE UU tiene especial interés en el cobalto por su gran dependencia exterior, ya que importa el 97% de sus necesidades.
Manganeso:
Es el duodécimo elemento más frecuente en la Tierra y, sin embargo, el cuarto más demandado por su importancia en la fabricación de aceros. Desde 2003, debido a la insaciable demanda de los chinos, el mundo necesita un 15% más de manganeso: en total, unos 29 millones de toneladas anuales. El 90% de las exportaciones proceden de Australia, Brasil, Gabón y Suráfrica, y quien más lo demanda es EE UU, que importa casi todo el que necesita.
Tiene numerosas aplicaciones con impacto directo en la vida cotidiana: es imprescindible para construir edificios, fabricar latas de refrescos, baterías portátiles de ordenadores y radios o en las aleaciones que evitan la corrosión de los tubos de las armas de fuego.
Aluminio:
Llegó a costar más que el oro, porque no suele encontrarse puro. Esto se solucionó en 1888 al lograrse un sistema fácil de obtención partiendo de la bauxita. Ligero y blando pero resistente, es uno de los metales más sexys y fascinantes, quizá por su color. Lo tocamos todos los días sin darnos cuenta. En aleaciones, es componente principal de muchos elementos de aviones y cohetes, en los que el peso y la resistencia son esenciales. Cada vez se utiliza más en los coches —desde que Jaguar fabricó en 2003 los primeros modelos con chasis de aluminio—, buques e, incluso, para tendidos eléctricos (en lugar del cobre) y para empaquetar alimentos. Algunos analistas relacionan su producción con la potencia del país. Pekín estará contento: si Alemania era el primer productor en 1937 y EE UU lo fue a partir de 1942, hoy es China, con 7.200 millones de toneladas.
Cobre:
El 50% del consumo anual se emplea hoy en la galvanización del acero, pero no es menos importante su incorporación en baterías de plata-zinc para misiles y cápsulas espaciales. Su uso en la vida cotidiana es enorme: los centavos norteamericanos, medicinas, tendidos eléctricos, pinturas, aislante en sistemas de aire acondicionado e, incluso, en quirófanos y quillas de buques, porque impide el crecimiento de bacterias. Los países con mayores reservas son Chile, EE UU, Australia, Indonesia y Perú. El mayor yacimiento en explotación es la mina Grasberg (Indonesia), cuya producción se ha visto afectada por los problemas de seguridad en ese país, lo que ha impulsado al alza su precio. El principal exportador es la empresa pública chilena Codelco, cuyos ingentes beneficios —más de 1.680 millones de dólares en el primer trimestre de 2006— son parte del éxito económico de ese país.
Germanio:
Entre los años 50 y 70, el germanio se convirtió en uno de los minerales más demandados por la industria electrónica por sus miles de aplicaciones, especialmente en transistores y fotodetectores. Ahora experimenta una demanda más fuerte aún como componente básico en la fabricación de fibra óptica y para los equipos de visión nocturna y detectores de infrarrojos, tanto para el mercado civil (automóviles de lujo) como militar. Ambos usos absorben el 85% del consumo mundial. Algunos expertos piensan que será uno de los materiales cruciales en los próximos años por sus posibles usos en telefonía móvil y paneles solares, cuya necesidad crecerá de forma notoria por la escasez de otras fuentes de energía. Se extrae sobre todo de la germanita, mineral descubierto en 1992 en las minas de Tsumeb (Namibia). Los principales exportadores son Canadá y China (29% y 27% respectivamente), aunque también hay importantes reservas en Argentina, la República Democrática del Congo, Rusia, Francia, Finlandia y Grecia.
Grafito:
De color negro y brillo metálico, es una de las formas elementales en las que se puede presentar el carbono. Flexible pero no elástico, el grafito tiene la peculiaridad de presentar características de metal y de no metal, por lo que es válido para muchas aplicaciones industriales. Las propiedades metálicas le confieren conductibilidad eléctrica y térmica, y por ello se emplea para finalidades tan diversas como centrales nucleares, lubricantes de alta temperatura o motores eléctricos. Pero también se utiliza en las palas de paddle o los palos de golf. La fuerte demanda de este producto, relativamente escaso, ha provocado que China y México, sus principales productores, hayan incrementado bastante su precio y restringido sus exportaciones.
Cromo:
Sigue siendo esencial para la fabricación de aceros de alto rendimiento y para la producción de superaleaciones, porque hasta la fecha no se conoce ningún sustituto de iguales cualidades. Por eso algunos le denominan el "talón de Aquiles metalúrgico". Se utiliza sobre todo para aportar resistencia a la corrosión y un acabado brillante a productos metalúrgicos, pero también para proteger otros materiales como la madera.
Su importancia no radica en su escasez, pues hay reservas para muchos siglos si continúa el ritmo de consumo actual, sino por lo poco que se ha invertido en la explotación de los yacimientos. Suráfrica produce el 48%, seguida de Kazajistán e India.
Níquel:
Tocamos níquel a cada minuto: desde las monedas de uno y dos euros hasta la mayoría de los aceros inoxidables de la cocina. Un total de 2,6 toneladas son necesarias para fabricar cada avión moderno. El 65% se emplea en la fabricación de acero inoxidable austenítico (no magnético), seguido de las aleaciones, como la de níquel-titanio (nitinol), empleada en la robótica por su memoria de forma y superplasticidad. El mayor productor es Rusia (aunque consume la mayor parte) seguida de Australia y Canadá. El fuerte incremento de la demanda de China desde 2002 ha obligado a las autoridades de Pekín a buscar segundos proveedores y ha firmado acuerdos para reabrir minas en España y Cuba. En cierto sentido, ha sido la salvación económica de Fidel Castro, que ha triplicado las ventas al gigante asiático.
Grupo de platino:
El platino, el paladio, el rodio, el iridio, el osmio y el rutenio (conocidos como el grupo PMC) son esenciales en distintos procesos de refino de petróleo y para fertilizantes, así como para el tratamiento de numerosos componentes de la industria automotriz por su resistencia a la corrosión y a los ácidos. Se pueden emplear también para la fabricación de electrodos y distintos sistemas de telecomunicaciones. Son estratégicos por su escasez y porque sus yacimientos se concentran en pocos países. El 75% de la producción de platino la genera Suráfrica, seguida de Rusia (15%).
Titanio:
Está de moda.
No empezó
a producirse industrialmente hasta 1946. Desde entonces su implantación ha sido meteórica, especialmente en la industria aeroespacial. Aleado con vanadio —también cada vez más estratégico— se utiliza para fuselajes, trenes de aterrizaje y turbinas hidráulicas de todos los aviones actuales. Se calcula que un Airbus 380 requiere 77 toneladas y un Boeing 787, cerca de 90.
No empezó
a producirse industrialmente hasta 1946. Desde entonces su implantación ha sido meteórica, especialmente en la industria aeroespacial. Aleado con vanadio —también cada vez más estratégico— se utiliza para fuselajes, trenes de aterrizaje y turbinas hidráulicas de todos los aviones actuales. Se calcula que un Airbus 380 requiere 77 toneladas y un Boeing 787, cerca de 90.
El proceso de modernización de las Fuerzas Armadas estadounidenses está basado en gran medida en este producto, al garantizar mayor protección y resistencia con menor peso. Por si fuera poco, la industria de consumo ha comenzado a incorporarlo en miles de productos, desde raquetas de tenis hasta bicicletas, pasando por ordenadores y monturas de gafas. La combinación de dureza, ligereza y buena resistencia a la fatiga, así como la protección a la corrosión y al agua le hacen un material muy demandado, aunque el coste de extracción y procesamiento sea seis veces más caro que el del aluminio. Los principales productores son Australia, Suráfrica, Canadá y China, pero la extraordinaria demanda que existe ha provocado que estén en proceso de reapertura o explotación nuevas minas en Chile, Gambia, Kenia, Malaui, Mozambique, Senegal y Sierra Leona, entre otros países.